A veces nos pasan cosas que creemos que no merecemos. Y es posible que no lo merezcamos. Pero ha pasado. Hay poco más que podamos hacer al respecto. Es como el llover, son cosas sobre las que no tenemos el control. ¿Es justo? Puede que no. Pero lo que sí está en nuestra mano es cómo reaccionamos ante ello. La misma situación puede hundir a una persona y alzar a otra. La diferencia está en si te decantas por la autocompasión o lo tomas como una oportunidad para hacer algo que te lleve al éxito.
Por ejemplo: una imprenta cierra y sus empleados se quedan sin trabajo.*
Pedro se apunta al "paro" y mientras recibe su prestación vive quejándose de los pocos anuncios que se publican en la prensa, que con sus 50 años quién va a querer contratarle, que la vida es injusta, después de casi 30 años en la misma empresa, ¿cómo ha podido pasarle algo así?
Miguel, en la misma situación: 50 años de edad, 30 años en la empresa y mismas dificultades en el país. Ante la perspectiva de la dificultad de seguir trabajando por cuenta ajena, decide aprovechar los conocimientos adquiridos durante su tiempo en la imprenta y montar una copistería.
Ninguna de las dos nuevas situaciones garantiza éxito ni felicidad ni estabilidad económica. Pero ¿cuál de las opciones te parece que tiene más posibilidades de dar mejores frutos?
Recuerda: siempre podemos decidir al menos cómo actuar ante lo que nos ha pasado. Así que decide la felicidad, no la autocompasión.
*Pongo este ejemplo porque es muy gráfico sin ánimo de frivolizar. Sé que hay gente que está pasándolo realmente mal y en ningún momento creo que no tengan motivos. Sólo es un ejemplo en el que trato de ilustrar cómo un cambio de actitud puede hacer una gran diferencia. Y si a una de esas personas en tan crítica situación le sirviera para que algo les haga click y les surja una idea que les haga salir de su agonía, este blog habría cumplido su objetivo.
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