Sí, puede que os extrañe, pero en efecto así es: la felicidad es una elección. Una elección que hace
uno mismo. Diréis que si es así, ¿qué hacemos todos tirándonos de los pelos
cada día? Tomamos la elección errónea. Sencillamente. Damos por sentado que
hasta que no perdamos los kilos que cogimos el verano, o encontremos el trabajo
perfecto, o tengamos más tiempo, o encontremos a nuestra media naranja… no
hay felicidad posible. Y ahí es donde nos equivocamos y elegimos la opción B,
la de “seguir sufriendo todas las injusticias hasta que llegue nuestro
momento”. Ya sé que te suena…
Pues creo que es hora de
dar la vuelta a eso. A mí me costó mucho entenderlo, pero la felicidad es algo
que se compone de pequeños momentos. No hace falta que nos toque la lotería. De
verdad. Vamos a intentar dar algunos truquitos para ir conquistando esos
momentos felices y que esa elección sea siempre la correcta a partir de ahora.
Desde ya, gracias por acompañarme :)
0 comentarios :
Publicar un comentario