1. Si no haces lo que te gusta.
Dedícate a lo que te apasione. Si ahora mismo no te puedes permitir empezar de cero y ganarte la vida exclusivamente con tu hobby, al menos hazlo en tu tiempo libre: entrenar a un equipo infantil de ese deporte con el que soñaste que triunfarías. Vale, se pasó el momento, tienes 40 años y no harás una carrera jugando a baloncesto ahora. Pero, ¿no te haría feliz volver a sentir esa emoción de la competición a través de unos niños a los que puedes transmitir tus conocimientos y entusiasmo? O puede que te apasione escribir, o peinar a tus amigas, o la decoración... al menos que ocupe tus horas libres. Y quién sabe si eso puede conseguirte los recursos suficientes como para dedicarte profesionalmente a ello más adelante. De momento te proporcionará entusiasmo, que es tan necesario.
2. Si tratas de complacer a todo el mundo.
La forma en la que vas a conseguir ser feliz es desprenderte de aquello que no te hace feliz. Esto vale para personas, trabajos, actitudes, cosas... Y muchas veces esto lo solucionamos simplemente negándonos a ciertas cosas que nos piden y que no queremos hacer. Requiere práctica, pero un buen NO a tiempo, evita muchas circunstancias que te incomodan.
3. Si no eres optimista.
Si tú mism@ no eres capaz de buscar motivos para sonreír, no los encontrarás. Y al contrario, si te empeñas en verlo todo negro, lo verás. Pero dudo que ahí encuentres un solo momento de felicidad.
4. Si no vives el momento.
Lo has oído mil veces, tu vida es ahora. No ayer, donde parece que todo te iba mejor, ni mañana, donde, según tus planes, todo será perfecto. No, no. El ayer ya se ha pasado, y el mañana no se sabe ni si llegará ni cómo será. Por lo tanto, esfuérzate en hacer de este día, este momento, lo más agradable posible.
5. Si envidias lo de los demás en vez de apreciar lo que tienes.
Aunque parezca que la vida del resto es más fácil, no sabes lo que pasa en su casa de puertas para adentro. Cada uno lidiamos con lo nuestro. Así que céntrate en lo positivo que hay en tu vida y deja de mirar al vecino. Si te gusta lo que tiene el vecino, trabájatelo para conseguirlo tú también. Pero no dejes de tener en mente que en todas las casas cuecen habas, por lo que ni eres el único para el que las cosas son duras a veces, ni las cosas probablemente sean tan maravillosas para quien envidias.
6. Si no perdonas.
Te hicieron daño. Desde que eras niñ@ se han producido injusticias y hay heridas que escocieron especialmente. Y sigue pasando. Lo sé. Sin embargo, el acordarte continuamente de aquello que te dolió sólo te trae angustia ahora; y ese rencor, incluso ganas de venganza a veces, lamentablemente no hace nada a esa persona que te dañó, sino únicamente a ti. Desear el mal (incluso la misma cosa que provocó para ti) a esa persona sólo hace que se vuelva contra ti, jamás contra esa persona. Por lo que confía en que el universo sabe lo que hace, que a cada uno le tocará su castigo o recompensa en el momento oportuno. Y céntrate mejor en ti, en pasar página y olvidar el mal trago.
7. Si vives ocioso.
No hace falta que vayas a hacer puenting todos los sábados para estar activo. Basta con que quedes con amigos a cenar, o salgas a dar un paseo, o planees una pequeña excursión. Pero no te quedes en casa. Haz cosas. Siempre dentro de las posibilidades de cada uno hay muchas opciones. Con niños o con abuelos; sol@, con tu pareja, con tu familia, con amigos... Busca actividades que te gusten y te llenen de energía.
8. Si no pides ayuda.
¿Cuántas veces tratas de hacerlo todo sol@ cargando con un peso superior al que tus espaldas pueden soportar? A veces no es malo pedir ayuda si la necesitas. Ten en cuenta a tu familia y amigos, que estarán deseosos y encantados de proporcionártela si supieran que les necesitas.